dimarts, 11 de gener del 2011

La monarquia borbónica agoniza.

Ramiro Alvarez Hernandez10 de enero de 2011 23:31
La monarquía borbónica agoniza; la existente ésta próxima a desaparecer y debemos estar alerta. A fin de que no sea usurpada una vez más la legítima soberanía del pueblo.
Es preciso que en la suprema crisis que se avecina no nos cojan desprevenidos, si es que queremos no tener otro nuevo rey y amo; si es que queremos conservar y aún hacer más amplias nuestras libertades. Es necesario que, al derrumbarse la monarquía borbónica, caiga el sistema neoliberal que adoctrina y que lo haga para no volverse a levantar jamás; que el soberano sea única y exclusivamente el pueblo, y que acaben de una vez para siempre todas las injusticias que nos agobian y que se oponen al engrandecimiento del país y a la felicidad de los ciudadanos.
Si no estamos alerta, si en los momentos críticos estamos desunidos, los farsantes volverán a engañarnos, y nos impondrán otro nuevo rey, a su gusto y para su exclusivo provecho, cómo ha estado sucediendo hasta ahora, y no faltarán otros llamados de izquierdas que acepten sin vacilar la soberanía del país en manos de otro rey ilegal y antidemocrático.
Aleccionados por la experiencia, debemos evitarlo, debemos impedirlo, debemos luchar por que esto no suceda. En nuestras manos está conseguirlo en éstas próximas elecciones municipales. Si perdemos la ocasión, - que no sabemos cuando podremos hallar, otra ocasión tan propicia y que seremos nosotros mismos los responsables del alejamiento de una República Federal, y por consiguiente de una pérdida de libertades, si ya no son pocas.
Aunque deberíamos confiar en el buen sentido del pueblo y no dudo que se revestirá de cordura en las próximas elecciones y que los partidos republicanos darán una elocuente muestra de sensatez y de inteligencia, contra la que se estrellarán las mentiras y las intrigas de quienes siguen manteniendo tal vil régimen francarlista.. De nosotros, el pueblo, depende que la monarquía concluya para siempre; sólo en nosotros está que la República se establezca para siempre, como ha sucedido en tantos países.
Pero, para que triunfe, es preciso, no sólo una organización firme y poderosa, y una unión íntima e indisoluble entre todos los republicanos, sino que es además es necesario que sobre las ambiciones, por legítimas que sean, que algunos puedan abrigar y que nuestras acciones presidan el más noble desinterés y que el único móvil que nos guíe sea el amor a la libertad y a la República. No aspiremos todos a ser jefes; tengamos suficiente con ser “soldados” de fila, que todos los puestos son igualmente honrosos, igualmente dignos e igualmente necesarios. Tengamos la más estricta disciplina y movámonos como un solo hombre, y entonces, solo entonces, el triunfo será nuestro.
Puesto que una de las primeras virtudes republicanas es el desinterés y el desprecio de puestos elevados y de vanos títulos, no aspiremos a ellos y no pensemos si no en hacer triunfar la causa de la justicia, por que de lo contrario, caeríamos en los mismos vicios y corruptelas de quienes son partidarios de la monarquía que tantas veces y con tanta razón hemos condenado y censurado algunos.
Que el único afán y constante empeño sea, no buscar un puesto mas o menos elevado, adquirir una notoriedad mas o menos importante, porque eso sería mezquino, y la mezquindad no cabe en pechos republicanos, sino ser a cual más virtuoso, á cual mas honrado, a cual mas constante y eficaces en contribuir al triunfo de nuestra causa republicana.
Si así no lo hacemos, cuando llegue la hora, ya cercana, de la caída del imperio borbónico, nuestra unión, nuestra resuelta actitud, nuestra disciplina y nuestras virtudes, harán retroceder a los que quieran levantar el corrompido régimen borbónico, y nos darán indudablemente la victoria para el presente, y la seguridad para, el futuro.
SALUT Y REPÚBLICA

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